Carmen F. Sigler

En un escenario natural cubierto por una espesa niebla, camina una mujer sola atravesando la confusión de las brumas. La narrativa visual ideada, lenta y angustiosa, acompañada por el misterioso silbido del viento, refuerza la desolación de una situación que no trasmite buenos presagios.

Enseguida descubrimos que la figura que se acerca al primer plano es la propia artista, que se tapa los ojos con las manos enfatizando el tono de ensoñación o de pesadilla. Parece que solo queda esperar que el cielo se despeje, que las nubes se disipen y la niebla dé paso a la luz. Muy lentamente el cielo se aclara y podemos vislumbrar los suaves verdes y marrones de las colinas, y proyectar una nueva etapa de esperanza.
 

Atravesar la niebla es una metáfora del desasosiego que nos envuelve cuando tratamos de abrirnos camino en un escenario vital lleno de injusticias, desencanto y tensiones. Un escenario que puede asociarse al incierto futuro de la cultura y, de un modo más amplio, al inevitable ciclo existencial envuelto en un fluir constante de muerte y renacer.