Carmen F. Sigler

Poema visual en el que acompañamos la mirada de la artista en su viaje sensorial por la ciudad marroquí de Essaouira. La contemplación del bullir cotidiano de la ciudad pone el énfasis en las actividades de las mujeres. El ritmo lento de la contemplación transmite el fluir del tiempo y permite plantear reflexiones sobre juegos estéticos, poéticos y sociales: lo sagrado y lo profano, lo masculino y lo femenino, la naturaleza y la urbe… Las dos imágenes finales: el árbol centenario y una niña de largas trenzas, simbolizan los opuestos de nacimiento y muerte, de principio y fin, de pasado y porvenir. El montaje y los efectos elegidos, bañados en serenidad y sensualidad, invitan a detenerse en fragmentos, gestos, rostros. Según la autora, quiere transmitir la armonía de la vida sencilla. La obra fue producida durante un taller de vídeo para el Festival de Música de Essaouira.